Ya estoy aquí

Ya hemos vuelto de nuestro viaje a Berlín felices y contentos, y yo me he traído de recuerdo un buen resfriado, pero como dicen "sarna con gusto no pica". Lo hemos pasado genial, sin desaprovechar ni un solo minuto. En cuatro días que hemos estado allí hemos visto todo lo que hemos podido y disfrutado a tope, hasta el tiempo nos acompañó porque mientras aquí llovía allí hacía sol,  cuando lo habitual es que no haga muy buen tiempo.
Berlín es una ciudad grande, pero me ha parecido acogedora, diferente de lo que me esperaba, me ha sorprendido agradablemente. Lo único fastidioso es que a las cuatro y media de la tarde ya es de noche, y la iluminación no es muy  buena.

Aquí mis hijos, mi marido y yo el día que llegamos. En realidad fuimos nueve, nosotros cuatro, la familia de mi hermano y la novia de mi sobrino, que nos esperaba allí. Este es el motivo de que eligiéramos esta ciudad, porque Pablo está trabajando allí con una beca y fuimos a visitarlo.
Eramos muchos, y precisamente por eso nos lo pasamos realmente bien, nos reímos muchísimo, bebimos muchísima cerveza y de muchos tipos, buenísima por cierto, y vimos todo lo que pudimos, aunque como es natural alguna cosa quedó pendiente.

Los paisajes son tan distintos a los nuestros del sur, que resultan preciosos, ahora con el otoño y la caída de la hoja se ven todos los tonos de ocres y de verdes. Cuando hace algo de viento caen las hojas como si fuera lluvia y el suelo de los parques y las calles estaban cubiertos de un manto espeso.

En fin, todo un éxito, y ganas de repetir. Y como resumen de todas las cosas que visitamos mirad que alcantarilla más chula, con los monumentos más representativos.

Ya de vuelta a la cruda realidad tengo que ponerme las pilas, pasearme por los blogs, contestar correos, y bordar y bordar. Hasta pronto amigas.