Me gusta el género policíaco, cuando era pequeña me leí todos los libros de Agatha Chirstie y otros muchos de otros autores del mismo género. Aprovechaba las siestas de los calurosísimos veranos sevillanos para tirarme al suelo en el lugar más fresco y leer dos o tres horas, hasta que se podía asomar la cabeza a la calle sin peligro de achicharrarse. Este es el recuerdo que me han traído mis últimas lecturas, no se parecen a aquellas, pero sí hay crímenes misteriosos y resoluciones impactantes.
Definitivamente me gustan los libros de Camilla Läckberg. Me gustan sus personajes, su humanidad, sus problemas cotidianos y en esta ocasión, hasta los más antipáticos me han hecho sonreir, a lo mejor porque ya eran conocidos. Aunque Fjälljbacka y alrededores deben ser zonas tranquilas, la ratio de asesinatos por habitante y año está por las nubes, debe ser bastante más alta que en Nueva York por ejemplo. Los casos son curiosos, y en ambos libros se tratan temas de actualidad. En Crimen en directo los reality shows, y en Las huellas imborrables, el peligroso auge de las organizaciones neonazis que van ganando adeptos que les están permitiendo colarse en las instituciones políticas con más representación cada vez.
Mi intención era leer solo el primero de ellos, pero al final del mismo se plantea una incógnita cuya resolución se adivinaba en el siguiente, y como soy curiosa pues empecé Las huellas imborrables, y no me he arrepentido en absoluto. Los dos me han gustado mucho, pero este último me parece mejor que el anterior. Como siempre, quedan abiertos temas personales para las siguientes entregas, lo cual también mueve a la curiosidad venidera.