Dulces, dulces, dulces

No es ningún secreto que me gusta la cocina y la repostería. Aunque soy más de salado que de dulce, este fin de semana  pasado ha primado la repostería  para alegría de mi familia, toda muy golosa.
El otro día en el supermercado vi que ya vendían pan especial para torrijas y no pude resistirme a comprar una bolsa. Las torrijas son el dulce típico de Semana Santa, al menos en mi entorno, y a mi me recuerdan mi infancia cuando las tardes de los Lunes Santos, veía a mi tata y a su madre hacer panes y panes,  para después ir a ver las procesiones. En Sevilla se suelen hacer con vino blanco, pero como todo el mundo sabe, hay tantas recetas de torrijas como personas las hacen.
Ahora que vivo en el entorno de Jerez, a mi me gusta hacerlas remojadas con leche y  con el vino de la tierra, con oloroso. Este es el resultado

Falta todavía para la Semana Santa pero cada vez se adelantan más las cosas, ya hace tiempo que venden torrijas en las confiterías,  seguro que cuando lleguen las fiestas ya todos estamos hartos de estos dulces, y es una pena.
Las torrijas fueron el sábado, pero el domingo fuimos a pasar el día a casa de mi hermano y llevé unas cookies  con chips de chocolate que hice por la mañana:

Estaban buenísimas, a duras penas llegaron a la merienda.

Pero todo no queda aquí, el lunes  me tocaba llevar la merienda a la reunión de patchwork  y como llegaba muy tarde de trabajar me decidí por algo rápido y fácil pero muy bueno y resultón, unos hojaldres rellenos de crema, que también fueron todo un éxito.

Con todo esto he quedado un poco saturada de dulces, creo que tardaré unos días en hacer más, a no ser que surja una ocasión que lo requiera.