Es una novela deliciosa, un cuento maravilloso que he disfrutado página a página. Sinceramente la portada no me atraía en absoluto y el título tampoco me llamaba mucho, pero había leído muchas reseñas y todas las que vi eran muy positivas, así que me decidí y me alegro muchísimo de ello.
Bascom es un pueblecito de Carolina del Norte donde se desarrolla la novela, con una magnífica ambientación, familias que parecen tener un destino predeterminado, gente con dones especiales, manzanos con ideas propias y un puntito de magia. Los personajes son encantadores, raros y excéntricos: las hermanas Waverley, Claire y Sydney, la pequeña Bay, la tía Evanelle y sus impulsivos regalos, Tyler y todos los demás.
Totalmente diferente a la anterior es La devoción del sospechoso, una novela negra muy recomendada. No puedo decir que no me haya gustado, pero sí que tenía más expectativas. Por supuesto que es original y tiene un final muy bueno, pero otras novelas del mismo género me han gustado mucho más que esta.
Tenía curiosidad por leer algo del francés Marc Levy y esta ha sido la novela que tenía a mano. Tengo que decir que me ha gustado bastante, lo suficiente para repetir en el futuro con otras novelas de su autor. Transcurre en los años cincuenta entre Londres y Estambul, ciudad a la que irá Alice, la protagonista, en busca de un destino anunciado por una vidente de feria. Tiene sus cosas buenas y alguna regular, pero un buen conjunto y además me han gustado los personajes; los mejores los protagonistas y Can, el guía e intérprete que contratan en Estambul. En definitiva, una historia apacible, de agradable lectura que me ha entretenido y me ha hecho pasar buenos ratos.

La ciudad de los ojos grises es el último libro que he leído y también uno de los mejores de los últimos tiempos. Es curioso que pensando en algunas de las novelas que he leído en meses pasados, las ciudades donde se desarrollan se constituyen en un personaje más, y eso me gusta porque proporciona una visión diferente de la que con solo una visita a esas ciudades pudiéramos tener.
En este caso, el escenario donde se desarrolla la mayor parte de la trama es la Bilbao de finales del XIX y principios del XX, en plena transformación y modernización. Allí vuelve Alfredo Gastiasoro desde París tras la muerte de su cuñada Izarbe. Este viaje de despedida a la única mujer que ha amado se complica mucho más de lo que pudo imaginar.
El desenlace de la novela se va adivinando y ofrece pocas sorpresas, aunque mantiene el suspense, pero esto no es en absoluto un punto negativo, no importa, porque está tan bien escrito que no se busca esa sorpresa ni se echa de menos. No suelo ser una lectora crítica, no entro mucho en los estilos literarios, pero se cuando me gusta cómo escribe un autor, y en este caso desde las primeras páginas me llamó la atención lo bien que escribe Félix G. Modroño, o por lo menos a mi me lo parece. Además de una historia muy atractiva, el libro ofrece muchas curiosidades, sobre todo gastronómicas, otras deportivas y alguna anecdótica como la adicción de Fernando Zumalde que, dicho sea de paso, es uno de los personajes que más me gusta.
No me extiendo más, solo para decir que pienso leerme los dos primeros libros del autor, La sangre de los crucificados y Muerte dulce, y que recomiendo mucho La ciudad de los ojos grises.